Se trata de productos financieros en condiciones favorables que sirven para facilitar la implantación de todo tipo de proyectos que cumplan con ciertos requisitos de mejora medioambiental.
¿En qué se diferencian los ecopréstamos de los préstamos al consumo convencionales? Generalmente, los primeros ofrecen ventajas como tipos de interés inferiores y/o plazos de amortización más convenientes.
Se trata de que un ciudadano cuente con el apoyo necesario para instalar una solución de aerotermia en su casa capaz de reducir su consumo energético. También de que una empresa de logística cuente con furgonetas eléctricas para ayudar a descarbonizar la última milla en las ciudades o de que una explotación agraria optimice su consumo de agua.
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El alcance de los ecopréstamos es muy variado, tanto como las posibilidades que tienen empresas y hogares para tomar iniciativas beneficiosas para el medioambiente, como es el caso de las destinadas a reducir su huella de carbono.
La electrificación del parque de vehículos es uno de los ejes fundamentales de los planes de descarbonización de la Unión Europea. Esto significa que Europa apuesta por el coche eléctrico como uno de los pilares centrales para acelerar su transición ecológica. Para 2035, la Comisión Europea ha propuesto que no se vendan ya vehículos con motores de combustión interna, ni siquiera híbridos.
Este contexto convierte al coche eléctrico en una pieza fundamental para eliminar emisiones. Por eso, son habituales los préstamos destinados a financiar la adquisición de coches eléctricos, que no producen emisiones locales.
Los electrodomésticos como el frigorífico o el calentador del agua influyen en gran medida en el consumo de energía de un hogar. Por eso es recomendable renovar los equipos antiguos y poco eficientes en el gasto de energía. Para facilitar estas operaciones, los ecopréstamos suelen financiar la compra de electrodomésticos bajos en consumo, con una buena calificación energética.
Rebajar el consumo de energía en el hogar —y, con él, su huella de carbono— no solo pasa por hacerse con aparatos y vehículos más eficientes. La propia vivienda debe ser lo más eficiente posible en tareas como mantener la temperatura ambiente o aprovechar energías renovables. De hecho, los hogares son la segunda fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en España, donde acaparan el 20,9 % del total, según el INE.
Esta es la principal razón por la que actuaciones como la sustitución de ventanas por otras más aislantes y otras reformas para aumentar la eficiencia energética de los edificios, como la instalación de sistemas de climatización más eficientes, son objeto de financiación para distintos ecopréstamos. También la instalación de soluciones para producir energías renovables en el propio hogar, como es el caso de los paneles solares.
Tanto esa ciudad que se vuelve más ecofriendly como ese hogar que consume menos energía necesitan algo en común: recursos que les permitan implantar las distintas medidas planificadas. También los requiere una empresa que tenga como objetivo alcanzar el cero neto en sus emisiones de carbono.
Una red de alumbrado inteligente, unas ventanas nuevas y más aislantes, una instalación de paneles solares, una flota de vehículos eléctricos… Hacen falta fondos para acceder a todos ellos. La financiación sostenible ha surgido como respuesta para impulsar este tipo de medidas que redundan en una mejor salud para el planeta.
Este tipo de financiación tiene como objetivo apoyar proyectos que aporten beneficios ciertos tanto al medioambiente como a la sociedad. Es indispensable para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y cumplir con la Agenda 2030 con la que se han comprometido países de todo el mundo.
En este contexto han surgido productos como los bonos verdes o los préstamos verdes que ofrecen las entidades financieras. Este tipo de financiación apoya desde la implantación de una planta fotovoltaica para producir energía solar a la construcción o renovación de edificios energéticamente eficientes. También ofrece apoyo a proyectos de transporte sostenible o energías renovables promovidos por entidades públicas, por poner algunos ejemplos.
Sin embargo, no solo los proyectos de grandes empresas e instituciones reciben financiación para llevar a cabo sus proyectos ecológicos. La transición ecológica de los hogares y pymes cuenta con el apoyo de productos financieros diseñados para esta labor. Al fin y al cabo, el futuro del planeta también pasa por incentivar que una vivienda ahorre energía o que una empresa reduzca sus emisiones contaminantes.
