Muchos pensarán que quien debe encargarse de la hipoteca es quien continúa viviendo en la casa familiar. Sin embargo, esto es erróneo. Hasta 2011 este asunto generaba bastantes dudas, pero quedaron aclaradas por una sentencia del Tribunal Supremo, que estableció que las dos partes de la pareja debían afrontar el pago de la hipoteca.
La decisión del alto tribunal distingue dos tipos de gastos:
- Aquellos relacionados con la conservación y el mantenimiento del inmueble destinado a la vivienda familiar, los cuales se corresponden con los gastos familiares.
- Los destinados al pago de las cuotas del préstamo hipotecario, los cuales se resuelven fuera del proceso de divorcio. Estos se incluyen en el proceso de liquidación de bienes gananciales.
El que se queda con la casa ¿paga más?
La respuesta es no. La hipoteca se divide entre las partes de manera equitativa, es decir, 50% cada uno. No se tiene en cuenta quién vive en la casa o si alguno de los dos cuenta con menos ingresos.