En qué nos fijamos cuando buscamos una vivienda. La superficie, el precio de los inmuebles de la zona, la altura y el estado de la finca, orientación, instalaciones de calefacción y aire acondicionado… Todo esto es lo que, después de visitar un puñado de casas, nos sirve para evaluar si esa vivienda en cuestión tiene un precio adecuado o excesivo. Pues eso mismo es lo que hace un tasador; eso sí, él lo hace desde un enfoque profesional.
La primera diferencia es que esos pocos pisos que podemos visitar durante nuestra búsqueda se convierten en varios cientos al cabo de un año para un tasador: su día a día consiste precisamente en eso, en conocer cómo evoluciona el mercado inmobiliario y valorar, no en abstracto, sino en cifras concretas, las características de cada inmueble que visita e inspecciona.