Las aportaciones que realices a un plan de pensiones te permiten reducir la base imponible general del IRPF, lo que puede ayudarte a pagar menos impuestos.
Este beneficio fiscal también se aplica, de forma conjunta, a las aportaciones realizadas a otros productos similares, como planes de pensiones (de cualquier sistema), planes de previsión, seguros privados que cubran exclusivamente el riesgo de dependencia o gran dependencia o determinadas mutualidades de previsión social. Esto significa que todos estos productos comparten el mismo límite de reducción, y no se calcula por separado para cada uno.
El límite de reducción conjunto será la menor de estas dos cantidades:
- El 30 % de la suma de tus rendimientos netos del trabajo y de actividades económicas.
- El total de las aportaciones realizadas, con un máximo de 1.500 € anuales.
Este límite se puede ampliar en 8.500 € si el incremento proviene de:
- Contribuciones de la empresa.
- Aportaciones del trabajador al mismo plan, siempre que no superen lo aportado por la empresa.
Otras ventajas fiscales que debes tener en cuenta:
- Si haces aportaciones a nombre de tu cónyuge y esa persona ha tenido rendimientos netos del trabajo y actividades económicas inferiores a 8.000 € anuales, puedes reducir hasta 1.000 € anuales de tu base imponible.
- Estas aportaciones no tributan en el impuesto sobre sucesiones y donaciones.
- En caso de fallecimiento, las personas beneficiarias tributan por IRPF como rendimientos del trabajo y no por sucesiones.
- Si no puedes aplicar toda la reducción ese año, puedes aprovechar el exceso en los 5 años siguientes, siempre que no supere los límites máximos anuales permitidos.
- Los rendimientos obtenidos mientras realizas aportaciones no están sujetos a retención del IRPF. Sin embargo, debes tener en cuenta que las rentabilidades pasadas no garantizan resultados futuros porque las inversiones están sujetas a variaciones del mercado y pueden implicar pérdidas en el capital invertido.