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La clave de las hipotecas: el tipo de interés
A la hora de elegir la hipoteca que más se adapte a tus necesidades, has de decidir si prefieres que sea una hipoteca a tipo fijo o a tipo variable. Estas son las diferencias:
Hipotecas a tipo fijo:
- El interés es el mismo a lo largo de la vida del crédito. La cuota es estable.
- El banco no añade ningún tipo de diferencial
- Conviene en un entorno alcista
Hipotecas a tipo variable:
- El interés depende de la evolución de un índice de referencia, habitualmente el euríbor.
- El diferencial añadido por el banco depende del perfil de riesgo del cliente
- Conviene en un entorno bajista
La decisión puede depender también de tus propias inquietudes. Es decir, si prefieres conocer lo que pagarás a lo largo de la vida del préstamo, elegirás que sea a tipo fijo; si, por el contrario, en un entorno bajista prefieres correr el riesgo de que la cuota varíe a cambio de poder acceder a tipos más bajos, escogerás a tipo variable.
Además del tipo de interés, ¿en qué más se debe basar la decisión?
Hay dos puntos clave: el tiempo que da el banco para pagar la hipoteca y las comisiones.
El plazo que da el banco para pagar la hipoteca puede llegar hasta los 40 años, según la edad del solicitante. Las entidades suelen ser más flexibles con los plazos de las hipotecas a interés variable y más estrictos con las de interés fijo.
También existen las hipotecas mixtas, en las que el tipo de interés es fijo en los primeros años y, una vez transcurrido cierto tiempo, se convierte en variable.
En cualquier caso, se trata de un asunto complejo que conviene valorar detenidamente y para el que existen simuladores y comparadores online que ayudan a hacerse una primera idea de qué tipo de hipoteca nos conviene.
Respecto a las comisiones, las más habituales son:
- Comisión de apertura: se abona al principio del proceso de contratación por los trámites de formalización. Puede ser una cantidad fija o un porcentaje del importe de la hipoteca.
- Comisión por novación modificativa: se activa ante cualquier cambio en las condiciones solicitado por el cliente y aceptado por la entidad financiera a lo largo de la vida del préstamo.
- Comisión por amortización anticipada: se aplica cuando el hipotecado decide pagar antes de tiempo todo o parte del capital pendiente.
- Comisión por subrogación acreedora: se cobra cuando el titular de la hipoteca decide trasladarla a otra entidad.
Estas comisiones, como el resto de las condiciones, son negociables. Por ello, lo más recomendable es solicitar distintas ofertas, valorarlas e inclinarse por aquella que mejor se adapte a nuestras circunstancias.
Otros aspectos a considerar
También hay que tener en cuenta las vinculaciones que pueden bonificar el tipo de interés: el banco puede ofrecerte contratar algunos productos que, si mantienes, rebajarán la cuota final a pagar.
Además, el banco puede exigirte la contratación de un seguro de vida que garantice el pago de la deuda, así como un seguro para la vivienda. La ley hipotecaria establece que puedes contratarlos con la empresa que quieras.
Existen en el mercado hipotecas con dación en pago: son la minoría, pero permiten a la persona que pide el crédito saldar la deuda entregando la vivienda.
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